"Tienen en sus manos algo rigurosamente prohibido en Auschwitz y pueden condenarlos a muerte si los descubren. Esos artilugios tan peligrosos que su posesión es motivo de la máxima pena, no se disparan ni son objetos punzantes, cortantes o contundentes. Eso que tanto temen los implacables guardias del Reich tan sólo son libros: libros viejos, desencuardernados, deshojados y casi deshechos. Pero los nazis los persiguen, los azuzan y los vetan de manera obsesiva. A lo largo de la historia, todos los dictadores, tiranos y represores, fuesen arios, negros, orientales, árabes, eslavos o de cualquier color de piel, defendieran la revolución popular, los privilegios de las clases patricias, el mandato de Dios o la disciplina sumaría de militares, fuera cual fuese su ideología, todos ellos han tenido algo en común: siempre han perseguido con saña los libros. Son muy peligrosos, hacen pensar."
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