-No sabía ni uno solo, afortunadamente no suelen ser temas de conversación.
-Conocimientos. Sí, tengo un millón de conocimientos en la punta de los dedos.
-Y nada significan. Porque nada que valga la pena puede ser entendido con la mente. Todo lo que es verdaderamente valioso tiene que entrar por una obertura distinta y perdona lo desagradable de la imagen.
-No estoy de acuerdo. ¿Dónde estaríamos sin el pensamiento racional? Dime.
-No, no. Yo creo que tú confías demasiado en tu cerebro.Y en mi opinión el cerebro es el más sobrevalorado de todos los órganos.
-Lo que pasa es que tú crees que soy demasiado cerebral.
-Pues, yo diría que sí, que eres un tanto cerebral, pero ¿qué importancia tiene lo que yo piense de ti? Dios sabe lo que tú pensarás de mí.
-¿Estás bromeando? ¡Yo creo que eres estupendo! Tienes cierta tendencia a ser un tanto sarcástico, pero eso lo encuentro atractivo.
-¿Ah sí? No sabes cuánto lo celebro.
-¿Tú crees que no tengo sentimientos ¿verdad?
-La verdad es que eres muy sensitiva. Yo nunca he dicho lo contrario. Creo que eres sensacional, de veras lo creo. Solo que también eres muy insegura. Pero, me pareces maravillosa. Créeme.
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