3 ago 2012
Hubo un tiempo en que pude quererte sólo con pensarlo, solo con decirlo así. Un tiempo en el que me bastó el poder de la palabra para estar cerca de ti y acariciarte como si mis dedos fueran enredadera y tú pared sobre la que trepar. Era un tiempo en el que viajaba con las nubes y llamaba a tu ventana como un ladrón de sueños y maúllaba en los portales como el gato que ahora sé que no seré. Vi pasar despacio los días en que te alejaste de mi y vi arder los mapas de mi vida. Quién me hubiera dicho que hay mayor virtud en ser suicida que en andar tranquilo por la calle. Mayor riesgo en querer que en ser querido. No dormí en una semana sólo de pensarte. Desprecié haberte querido tanto sin haberte oído decir mi nombre. Sé que puede que a veces te recuerde y que tú siempre me olvides. Y también sé que nunca más volveremos a ser lo que nunca más llegamos a ser, o sea que todo está bien, y yo a veces lo pienso...
Que si cierras las manos yo estoy dentro, y que te quise pero ahora sólo te recuerdo.
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