27 ene 2013

2 años

Me cuesta mucho empezar. Tengo ideas y sé qué quiero decir, pero no sé empezar. Sin embargo a lo largo del tiempo he aprendido que lo importante no es ni cómo empiezas, ni cómo acabas. Y que lo más importante es el trayecto. Con el paso del tiempo he aprendido -también- que eso es lo importante: aprender. La vida es un proceso continuo de aprendizaje. Y que lo importante es conocerse uno mismo. Y que casi todo lo que aprendemos es mediante observaciones y (sobre)viviendo. Que todo pasa, que todo sube. Y que arrepentirse es una estupidez. Que sería un error vivir haciendo algo que detestas, por eso mismo estoy sumamente feliz de estudiar Publicidad y RPPP -como ya he manifestado en diversas ocasiones- y que estoy encantada de haber conocido allí a personas tan maravillosas. Y que también estoy encantada de conservar muchas amistades. Que el instituto fue increíble y que no me importaría volver a repetir 2º de bachillerato y revivir todo aquello. Que la selectividad y los exámenes de enero son puras exageraciones y que no son para tanto. Que prefiero los días de lluvia y que deseo poder tomar el Sol pronto porque odio la blancura de mi piel. Que All my own stunts de Arctic Monkeys es genial. Que los Arctic Monkeys son mi grupo favorito. Que los amores de mi vida son: Barney Stinson, Alex Turner, Joseph Gordon-Levitt y Seth Cohen. Que tengo una vida sumamente pequeña y que por eso me encanta leer. Que lo mejor y lo peor de los libros es que te hacen soñar y ambicionar demasiado. Que deseo triunfar en lo que quiera que me dedique. Que desearía ser organizadora de eventos y sobre todo de bodas. Que me gustaría ser recordada después de muerta. Que a veces empleo un léxico un tanto culto, pero es una mera actividad lúdica. Que detesto las faltas de ortografía. Que a veces sufro la típica crisis de los 40. Que tengo demasiado mundo interior y que no dejo que nadie lo conozca. Que estoy empática y simpática. Que me pirran las cicatrices y escuchar la pertinente historia que hay detrás de ellas. Que me apasiona la moda y que ya tengo apuntados los horarios de la NY Fashion Week que empieza el próximo 7 de febrero. Que me apasiona cocinar. Que ver la tele para hacer zapping de cosas que no te gustan es la mayor pérdida de tiempo. Que soy incapaz de estar sentada en un sofá sin hacer nada. Que Los Simpson es mi serie favorita y que me considero un símil de Lisa Simpson. Que -como Lisa- necesito un Encías Sangrantes de amigo. Que temo a la muerte y por eso no me tomo nada en serio. Que sonrío mucho. Que cuando no conozco a alguien soy insoportablemente tímida y cuando le cojo confianza soy simplemente insoportable. Que disfruto teniendo mis secretos. Que amo las coincidencias. Que amo la sorpresas. Que el mejor regalo que alguien me puede hacer es coger un papel y un boli y escribirme algo. Que estoy ansiando libertad y demostrar lo perfectamente capaz que soy de tomar mis propias decisiones. Que me encantan los colores, pero no tengo ninguno favorito. Que las flores son lo más bonito del universo. Que no entiendo qué significa ser normal. Que digo muchas palabrotas, pero ya he desistido en mi batalla contra ellas. Que hablo por hablar. Que 500 days os Summer y Quiéreme si te atreves son mis películas favoritas. Que no soy especialmente cinéfila. Que -entre otras muchas cosas- me gustaría hacer videoclips, aunque trabajar en una revista de moda sería lo mejor del mundo. Que me gusta el capitalismo y que son los capitalistas los que lo estropean.  Que -aunque nadie lo haga- valoro mucho las intenciones. Que me gustaría tener algún talento y creatividad. Que mi más preciado tesoro es mi familia. Que al fin y al cabo tu familia es la que te creas tú. Que me fascinan las personas. Que -aunque diga que detesto a la gente- cuando veo a las 8 de la mañana al señor que trabaja en la gasolinera cuando hace un frío que pela sonriendo y siendo simpático se me rompen los esquemas del odio. Que detesto a la gente sin personalidad. Que podría pasarme horas y horas escribiendo y alargando esto. Que llorar es una profunda pérdida de tiempo. Que odio a la gente insegura. Que detesto los estereotipos y los prejuicios que ellos conllevan. Que hay países que detesto, pero no soy nada racista. Que a veces tengo unos venazos de izquierdas y mi sangre Castro se deja ver. Que la inspiración llega por ciencia infusa. Que mi sueño es tener una pastelería llena de flores. Que ojalá viviese en un paraíso tropical con diademas de flores, vestidos de colores y morena. Que mi modelo para escribir es Rosa Montero. Que ojalá supiese escribir. Que me encanta la soledad. Que soy capaz de matar, tengo la sangre fría. Que pasar detesto estar con gente que no me aporte absolutamente nada, aunque esto sea muy frecuente. Que no quiero hacerme mayor. Que el día de mi cumpleaños prefiero que me deis el pésame antes que una felicitación. Que la literatura me fascina. Que a veces me siento Gregorio Samsa. Que debo dejar de exponerme públicamente. Que me gusta deciros lo que pienso para que creáis que me conocéis cuando en realidad conocéis de mí lo que yo quiero que conozcáis.

25 ene 2013

13 ene 2013



"Date a girl who reads. Date a girl who spends her money on books instead of clothes. She has problems with closet space because she has too many books. Date a girl who has a list of books she wants to read, who has had a library card since she was twelve.
Find a girl who reads. You’ll know that she does because she will always have an unread book in her bag. She’s the one lovingly looking over the shelves in the bookstore, the one who quietly cries out when she finds the book she wants. You see the weird chick sniffing the pages of an old book in a second hand book shop? That’s the reader. They can never resist smelling the pages, especially when they are yellow.
She’s the girl reading while waiting in that coffee shop down the street. If you take a peek at her mug, the non-dairy creamer is floating on top because she’s kind of engrossed already. Lost in a world of the author’s making. Sit down. She might give you a glare, as most girls who read do not like to be interrupted. Ask her if she likes the book.
Buy her another cup of coffee.
Let her know what you really think of Murakami. See if she got through the first chapter of Fellowship. Understand that if she says she understood James Joyce’s Ulysses she’s just saying that to sound intelligent. Ask her if she loves Alice or she would like to be Alice.
It’s easy to date a girl who reads. Give her books for her birthday, for Christmas and for anniversaries. Give her the gift of words, in poetry, in song. Give her Neruda, Pound, Sexton, Cummings. Let her know that you understand that words are love. Understand that she knows the difference between books and reality but by god, she’s going to try to make her life a little like her favorite book. It will never be your fault if she does.
She has to give it a shot somehow.
Lie to her. If she understands syntax, she will understand your need to lie. Behind words are other things: motivation, value, nuance, dialogue. It will not be the end of the world.
Fail her. Because a girl who reads knows that failure always leads up to the climax. Because girls who understand that all things will come to end. That you can always write a sequel. That you can begin again and again and still be the hero. That life is meant to have a villain or two.
Why be frightened of everything that you are not? Girls who read understand that people, like characters, develop. Except in the Twilight series.
If you find a girl who reads, keep her close. When you find her up at 2 AM clutching a book to her chest and weeping, make her a cup of tea and hold her. You may lose her for a couple of hours but she will always come back to you. She’ll talk as if the characters in the book are real, because for a while, they always are.
You will propose on a hot air balloon. Or during a rock concert. Or very casually next time she’s sick. Over Skype.
You will smile so hard you will wonder why your heart hasn’t burst and bled out all over your chest yet. You will write the story of your lives, have kids with strange names and even stranger tastes. She will introduce your children to the Cat in the Hat and Aslan, maybe in the same day. You will walk the winters of your old age together and she will recite Keats under her breath while you shake the snow off your boots.
Date a girl who reads because you deserve it. You deserve a girl who can give you the most colorful life imaginable. If you can only give her monotony, and stale hours and half-baked proposals, then you’re better off alone. If you want the world and the worlds beyond it, date a girl who reads.
Or better yet, date a girl who writes."

10 ene 2013




“En una de las muchas entrevistas que le hicieron tras ganar el Nobel, el gran Vargas Llosa dijo: «Lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer». Exacto, qué bien dicho. Es una de esas frases sencillas y certeras que iluminan el mundo y te permiten entender mejor tu propia vida. ¿Qué hubiera sido de mí sin la lectura? No puedo concebirlo: incluso dudo de que siguiera siendo humana. Sin libros, tal vez hubiera sido un marsupial o un paquidermo, pongo por caso. Quiero decir que me es tan difícil imaginarme sin leer como imaginarme transmutada en hipopótama.

En su precioso libro Letraheridos, la escritora Nuria Amat propone un juego para literatos: si, por un maldito capricho del destino, tuvieras que elegir entre no volver a escribir o no volver a leer nunca más, ¿qué escogerías? Sin duda se trata de una disyuntiva muy cruel; la mayoría de los novelistas hemos empezado a escribir de niños y la escritura forma parte de la estructura básica de nuestra personalidad. Es una especie de esqueleto exógeno que nos permite mantenernos de pie; de hecho, creo que muchos sentimos que, de no escribir, nos volveríamos locos, nos haríamos pedazos, nos descoseríamos en informes fragmentos. Teniendo en cuenta todo esto, parecería que la respuesta es fácil de deducir, ¿no es así? Pues se equivocan. He planteado esta interesante cuestión a más de un centenar de autores de diversos países, y sólo he encontrado a dos que hayan escogido seguir escribiendo. Los demás, yo incluida, hemos elegido sin ninguna duda poder seguir leyendo. Porque la mudez puede acarrear la indecible soledad y el agudo sufrimiento de la locura, pero dejar de leer es la muerte instantánea. Sería como vivir en un mundo sin oxígeno.

Siempre me ha dado pena la gente que no lee, y no ya porque sean más incultos, que sin duda lo son; o porque estén más indefensos y sean menos libres, que también, sino, sobre todo, porque viven muchísimo menos. La gran tragedia de los seres humanos es haber venido al mundo llenos de ansias de vivir y estar condenados a una existencia efímera. Las vidas son siempre mucho más pequeñas que nuestros sueños; incluso la vida del hombre o la mujer más grandes es infinitamente más estrecha que sus deseos. La vida nos aprieta en las axilas, como un traje mal hecho. Por eso necesitamos leer, e ir al teatro o al cine. Necesitamos vivirnos a lo ancho en otras existencias, para compensar la finitud. Y no hay vida virtual más poderosa ni más hipnotizante que la que nos ofrece la literatura. De modo que aquellos a quienes no les gusta la lectura sólo serían individuos que aún no han tenido la suerte de encontrar su precioso libro-­llave personal. Verán, yo creo mucho más en esta predestinación que en la amorosa. En realidad me es bastante difícil confiar en la existencia de una media naranja sentimental, de un alma gemela que ande pululando por ahí a la espera de que un día nos tropecemos. Pero en los libros, ah, eso sí: en los libros sí creo. En el susurro embriagador de las buenas novelas. En las historias que parecen estar escritas solo para mí.

(…) Creo que, desde los cuatro años, todos los días he leído algo, siquiera un par de líneas. Los libros son la presencia más constante de mi existencia. Mi mayor apoyo. En muchos sentidos, el amor de mi vida.” 

2 ene 2013



<<Pero el prospeccionismo es una forma de conservadurismo. Es una abdicación. Nadie quiere ofreceros nada que pueda correr el RIESGO de no gustaros. Así se mata la innovación, la originalidad, la creatividad, la rebelión. Todo el resto es una consecuencia de lo anterior. Nuestras existencias clonadas... Nuestro sonámbulo embobamiento... El aislamiento de las personas... La fealdad universal anestesiada... No, no se trata de una reunión cualquiera. Es el fin del mundo en marcha. No se puede obedecer y transformar el mundo al mismo tiempo. Un día, en las escuelas se estudiará de qué modo la democracia se autodestruyó.>>